La deportividad lo es todo en el deporte. Valores como el respeto, el compañerismo o la humildad están presentes en todas las disciplinas, pero más en los deportes de equipo. Es el desempeño colectivo de los jugadores lo que marca aquí la diferencia, no las individualidades. «El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos», afirmó en una ocasión la leyenda de la NBA, Michael Jordan.
En baloncesto, hockey, pádel o tenis de dobles, el todo supera a la suma de sus partes, citando el famoso principio de Gestalt. Conocer los valores del deporte en equipo es fundamental, sobre todo para los jóvenes llamados a recoger el testigo de Alcaraz, Sinner y otros referentes actuales.
¿Cuáles son los valores del deporte en equipo?
Compañerismo
El DRAE define el compañerismo como la «actitud de colaboración y lealtad entre compañeros», inseparable del pádel y otros deportes de equipo, donde las individualidades pasan a un segundo plano en favor del interés colectivo. Este es uno de los beneficios del deporte en equipo más evidentes. Porque en golf o ciclismo, el éxito depende de uno mismo, pero en los deportes grupales está supeditado al rendimiento del compañero/s. Por tanto, saber cooperar y apoyarse mutuamente es decisivo.
Estrechamente relacionados con el compañerismo están otros muchos valores de jugar en equipo, como el espíritu deportivo, la amistad o la solidaridad —no en vano el tenis y el pádel figuran entre los mejores deportes para socializar—. Inculcar estos valores y beneficios a las nuevas generaciones es una prioridad en las modalidades junior de cualquier disciplina deportiva.
Humildad
Además del compañerismo en el deporte de equipo, la humildad se presenta aquí en mayor grado que en las disciplinas individuales. La soberbia, la arrogancia y otras actitudes negativas tienden a ser recriminadas por el resto de compañeros, lo que favorece la cohesión y previene que el grupo se rompa en momentos de tensión.
La humildad es un rasgo común a todos los grandes deportistas y funciona en múltiples direcciones, esto es, hacia los oponentes, entrenadores, árbitros y otros profesionales implicados, además de hacia los compañeros. Ser humilde significa reconocer los logros y habilidades del equipo o pareja rival. Un ejemplo de ello fueron las palabras y muestras de respeto que Rafa Nadal y Roger Federer intercambiaron durante el Abierto de Australia de 2009. Una vez más, la importancia de los valores en el deporte está fuera de duda.
Respeto
«Juega limpio. Te dignifica a ti y a tu equipo», aconseja Rafa Nadal en su Decálogo del buen deportista. El tenista manacorí sabe de lo que habla; compite profesionalmente desde los quince años, y es uno de los máximos exponentes de fair play en el circuito ATP.
Ante todo, el respeto en el deporte se demuestra acatando el reglamento oficial, además de los códigos éticos que, tácita y respectivamente, se dan los jugadores en pro de la deportividad (p. ej., avisando de las bolas in y out no cantadas por el juez de silla, aun perjudicando los propios intereses).
En pádel y el tenis de dobles, el respeto al compañero es indispensable y se manifiesta a través del apoyo constante y la crítica positiva en lugar de destructiva. «La capacidad para hacer mejores a mis compañeros es lo que más valoro de mi carrera», expresó el histórico base de Los Angeles Lakers, Earvin ‘Magic’ Johnson.
Disciplina
La disciplina es parte esencial del éxito en cualquier deporte, incluyendo aquellos que se practican grupalmente. La asistencia a los entrenamientos, la obediencia de las decisiones del entrenador o la decisión de mantener un estilo de vida saludable dependen, en última instancia, de la capacidad o voluntad para ajustarse a unas reglas fijas, comunes a todos los miembros del equipo.
Con esfuerzo y dedicación, la práctica deportiva hace aflorar la disciplina. El buen hacer de monitores y entrenadores ayuda. En las clases de tenis para niños se imparten valores como el espíritu de trabajo o la obediencia, sin olvidar la diversión. Además, el grupo crea dinámicas altamente beneficiosas para la disciplina —«Si ellos pueden hacerlo ¿por qué yo no?»—, lo que permite a los principiantes adaptarse a las rutinas de ejercicio y mejorar su juego rápidamente.