El último en levantar la Copa de los Mosqueteros, el murciano Carlos Alcaraz, comenzó su andadura tenística a la edad de cuatro años, primero en la Real Sociedad Club de Campo de Murcia y después en la Equelite de Juan Carlos Ferrero. Su historia, como la de otras estrellas del mundo del tenis, contiene elementos en común: una iniciación temprana, la formación cualificada en academias, una mentalidad ganadora, etcétera.
Sin pretender formular una receta del éxito, los mejores tenistas comparten una serie de condiciones que —de forma general pero útil— responden al interrogante de cómo ser tenista profesional.
Decálogo para ser un tenista profesional: ¿cuál es la fórmula del éxito de los Nadal, Federer o Williams?
Comenzar a edad temprana
No casualidad que los deportistas más dominadores de su disciplina comenzasen prematuramente su carrera. ¿A qué edad se puede ser tenista profesional? Estadísticamente, la mayor parte de los jugadores emprenden esta aventura a los 5 o 6 años. Aunque extremos, los casos de Steffi Graf y Carlos Alcaraz (que empezaron a entrenar regularmente a la edad de 3 y 4 años, respectivamente) ilustran la precocidad del tenista medio.
No obstante, hay excepciones a la regla que pueden ser inspiradoras, como el italiano Jannik Sinner, cuya educación temprana se orientó hacia el esquí hasta que, a los 13 años, cambió el deporte de montaña por el tenis. Más sorprendente es el caso de Víctor Estrella, ex tenista dominicano cuyos inicios tardíos no le impidieron alcanzar su cenit deportivo a los 35 años, conquistando el número 43 del ranking de la ATP.
Unirse a clubes y academias de alto rendimiento
«Nadie triunfa solo por su talento inicial». Estas palabras de Toni Nadal hablan del duro camino hacia el éxito que afronta cualquier tenista profesional. Un vistazo a la trayectoria de Djokovic, Alcaraz, Sampras, Agassi, Nadal o Navratilova pone de manifiesto la importancia de las academias y clubes de tenis en el desarrollo de sus carreras.
Clubes de alto rendimiento como Vall Parc y otros sitios donde jugar al tenis en Barcelona disponen de programas, instalaciones y recursos humanos de primer nivel, además de programas intensivos y sistemas de entrenamiento sistematizado. Y es que rodearse de profesionales es una respuesta a la cuestión de cómo hacerse tenista profesional.
Practicar, practicar y practicar
Que la práctica hace al maestro es una obviedad, pero ¿cuánta práctica? Carlos Alcaraz, Paula Badosa o Jannik Sinner entrenan de 35 a 40 horas a la semana. Al informarse de cuántas horas entrena un tenista profesional, más de un aspirante reformulará su plan de entrenamiento. Pero es un error asumir que a todos los jugadores conviene la misma intensidad y carga de trabajo, sin importar factores como la edad o la condición física.
Además de establecer un horario y respetarlo con disciplina espartana, el entrenamiento también ha de ser constante e involucrar al menos cinco o seis días a la semana. Para evitar la fatiga muscular y lesiones como el codo de tenista, el descanso es fundamental tanto para el jugador de élite como para el amateur.
La preparación mental es clave
Tenis inteligente, El juego interior del tenis y otros libros de tenis hacen hincapié en el factor mental, un aspecto a veces subestimado que está detrás del éxito de Rafa Nadal y otras leyendas del deporte blanco. Este apartado involucra la resiliencia o la capacidad para gestionar el estrés y la presión. Si estas cualidades marcan ya la diferencia en torneos juveniles, ¡cuánto más en la élite tenística!
Para fortalecer la psicología en el tenis, desarrollar rutinas y mantras puede ser realmente efectivo. Determinados jugadores han desarrollado todo un ritual al respecto: la obsesión de Federer por el número 8, la forma de situar las botellas de agua de Nadal, los paseos de Sharápova antes de servir, etcétera. Estas «manías» forman parte del entrenamiento mental del tenista profesional, y ningún aspirante ha de temer desarrollar las suyas propias.
Participar en torneos y ganar confianza
Las academias y clubes actuales son un vivero de promesas del tenis. Pero alcanzar una sólida formación, desplegar un juego competitivo e incluso batir a entrenadores y compañeros de forma consistente no garantiza nada en la competición real. Los torneos juveniles permiten afrontar esta prueba de fuego a edad temprana, con un desembolso razonable gracias al carácter local y regional de los eventos.
Cosechando éxitos en torneos menores, se logra construir la confianza del aspirante de cara a los Futures (denominados ahora ‘ITF World Tennis Tour’), que son la antesala del ATP Challenger Tour y del ATP Tour, donde compiten las mejores raquetas del mundo. A grandes rasgos, así es como se puede llegar a ser tenista profesional.