El pasado mes de septiembre la prestigiosa ‘Time’ sorprendía con su artículo Is Tennis Really the ‘World’s Healthiest Sport’?, donde sometía a estudio esta afirmación profundizando en los últimos datos y estudios disponibles.
Que el tenis alarga la vida y es positivo para el bienestar físico y mental no tiene nada de particular. En realidad, otros muchos deportes comparten este beneficio. Pero esta disciplina, como otras de raqueta (pádel, bádminton, ping pong), ejerce una influencia significativa sobre la longevidad y la salud.
Los tenistas viven 9,7 años más que el resto de deportistas
La correlación entre salud y deporte viene de lejos, de los antiguos griegos. Aristóteles, Pericles y otros helenos consideraban que la práctica deportiva, además de simbolizar la civilización y de proyectar sus cultos religiosos, aumentaba el bienestar físico, creencia que recogerían los romanos con su mens sana in corpore sano.
Ahora bien, ¿existe un vínculo probado entre tenis y longevidad? Según el estudio Various Leisure-Time Physical Activities Associated With Widely Divergent Life Expectancies, el deporte blanco aumenta la esperanza de vida en 9,7 años, nada menos.
Para llegar a esta cifra, la investigación de The Copenhagen City Heart Study (CCHS) evaluó a 8.577 deportistas de Dinamarca durante un cuarto de siglo. En particular, sus autores examinaron la mortalidad del grupo de observación entre 1991 y 2017, concluyendo que ciertos deportes —en especial, los de raqueta— prolongaban la expectativa de vida.
Al respecto, la razón por la que el tenis encabeza el ranking de los deportes que más alargan la vida es doble. Por un lado, se trata de una de las disciplinas más completas. «Cuando se suma todo (la coordinación ojo-mano, la agilidad, el equilibrio, los esfuerzos aeróbicos y anaeróbicos, los elementos psicológicos y fisiológicos) es cuando se hace realmente difícil argumentar en contra del juego del tenis», citando la opinión del Dr. Jack Groppel, autor de títulos como High Tech Tennis o The Corporate Athlete.
El neurólogo Brian Hainline, presidente de la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA), fue un paso más allá al expresar que «el tenis demuestra el poder, la gracia, el intelecto, el ingenio, el equilibrio, la velocidad, la alegría, la tristeza y la determinación de los seres humanos».
Por otra parte, los investigadores del CCHS esgrimieron que el carácter colectivo y socializador del tenis puede influir, pues esta característica está presente en los deportes que le siguen en este ranking (bádminton, fútbol y ciclismo). No en vano el deporte blanco ha sido reconocido como una herramienta de inclusión social.
Los deportes de raqueta, relacionados con un menor riesgo cardiovascular
Otro estudio difundido en el British Journal of Sports Medicine analizó el impacto de multitud de deportes sobre la salud de sus practicantes, concluyendo que el tenis y otras disciplinas con raqueta reducían su riesgo de mortalidad general en un 47% y la probabilidad de fallecer por enfermedades cerebrovasculares (ECV) en un 59%. Esta es otra de las razones de por qué el tenis alarga la vida.
Por el contrario, la natación, el fitness, el fútbol y otras actividades deportivas cosecharon cifras menores de reducción de mortalidad. En ciertos casos, los esfuerzos físicos asociados a deportes como el ciclismo ni siquiera influencian en el desarrollo de ECV. «El ciclismo se asoció con un riesgo significativamente menor de mortalidad por todas las causas, pero no de mortalidad por ECV», citando a sus autores de la Universidad de Oxford, Reino Unido.
Pese a investigar un marco temporal menor que el estudio de CCHS (9 años), los autores ampliaron el grupo de observación hasta los 80.000 individuos. Sus conclusiones sobre el menor peligro cardiovascular del tenis coinciden con las informaciones publicadas por la Fundación Española del Corazón (FEC): «los deportes aeróbicos ayudan a fortalecer el corazón, reducir la presión arterial y prevenir las enfermedades cardiovasculares».
En síntesis, el tenis te alarga la vida porque su práctica es beneficiosa para la salud cardíaca y lleva aparejada una disminución del riesgo de mortalidad por múltiples causas.