‘Verano’ y ‘piscina’ son términos inseparables en una sociedad como la española, influenciada por un clima mayormente mediterráneo, con toques atlánticos y subtropicales. No sorprende, pues, que los deportes acuáticos ganen aquí protagonismo en los meses de junio, julio y agosto.
Las características de este medio —mayor resistencia a la gravedad, por ejemplo— aportan beneficios insospechados a la persona que practica el levantamiento de piernas, los jumping jacks, las sentadillas y otros ejercicios en una piscina de verano.
Pero ¿cómo hacer ejercicio en la piscina? La cuestión no es baladí, pues los movimientos en el agua están sometidos a una resistencia frontal que aumenta el desgaste y las calorías consumidas, pero también disminuye el riesgo de lesiones y evita el sobrecalentamiento. Para obtener estas ventajas, es importante ejercitarse adecuadamente.
Así debe hacerse ejercicio en la piscina correctamente
Condiciones óptimas
Para realizar ejercicios en la piscina de forma adecuada, se recomienda adaptar el nivel del agua a los requerimientos del entrenamiento en cuestión. Dar patadas traseras, por ejemplo, constituye un ejercicio apto para tonificar los glúteos y las nalgas, pero debe desarrollarse en zonas donde el agua de la piscina supere el nivel de la cintura.
Uso de flotadores y otros accesorios
Por las singularidades del medio acuático, determinados ejercicios dependen de accesorios y complementos para desarrollarlos a la perfección. Justamente así ocurre con la ‘bicicleta bajo el agua’, ejercicio que sólo puede efectuarse con ayuda de unos flotadores alargados que, situados bajo las axilas, mantienen a flote a los usuarios mientras movilizan sus piernas hacia adelante, como si pedalearan.
Distancia mínima de seguridad
Los ejercicios y deportes en la piscina ofrecen mayores niveles de seguridad a los practicantes, debido al efecto ‘amortiguador’ del agua y la ausencia de superficies duras. Sin embargo, esto no significa que el riesgo de lesiones en entornos acuáticos sea cero, sino que es más reducido en el medio terrestre. Por este motivo, es aconsejable mantener una distancia mínima de seguridad con respecto a los bordes de la piscina y al resto de bañistas.
Bajo supervisión
Con frecuencia, las personas que han sufrido lesiones leves y graves (tendinitis, fracturas, fascitis plantar, etcétera) reciben la recomendación de ejercitarse en piscinas de verano en Barcelona o de su municipio.
La razón es simple: diversos estudios han demostrado que correr bajo el agua y otros ejercicios en este medio son favorecedores para la recuperación y el tratamiento de lesiones, al poner en funcionamiento los músculos afectados, sin someterlos al desgaste de la gravedad.
Debido a la gravedad de ciertas lesiones, esta recomendación no ha de seguirse motu proprio, sino que debe recibir la aprobación del fisioterapeuta o el especialista en cuestión. Además, los ejercicios de rehabilitación deben realizarse bajo supervisión.
Interrumpir el ejercicio a tiempo
El cine y la televisión han popularizado la imagen de deportistas de élite que entrenan hasta la extenuación, llevando al límite su cuerpo. Para el resto de los mortales, sin embargo, esta es una mala práctica, especialmente en piscinas donde el acalambramiento de músculos y otras amenazas nos exponen a algo peor que una simple caída.
Por consiguiente, es importante interrumpir cualquier ejercicio antes de la extenuación, tomando un mayor número de descansos de los que serían necesarios en el suelo firme. La presencia de un instructor será bienvenida en los entrenamientos, pues ayudará a cronometrar los tiempos y a corregir errores en la postura y la técnica de respiración.
Respiración correcta
En los ejercicios practicados en tierra, podemos obtener oxígeno a nuestro alrededor con facilidad; en un medio acuoso, sólo el espacio por encima de nuestra barbilla proporciona oxígeno a nuestros pulmones. Como resultado, la técnica de respiración empleada adquiere una gran relevancia.
La mayoría de los deportistas novados cometen el error de no expirar el aire en su totalidad y de efectuar, en cambio, aspiraciones demasiado rápidas y cortas. Tampoco erguir la cabeza en exceso es una ayuda, pues este hábito merma el equilibrio del cuerpo. Estas malas prácticas deberían ser corregidas.
Equipamiento adecuado
De igual modo que utilizamos ropa y calzado adaptado a los entrenamientos en suelo firme, los realizados en piscinas y entornos similares requieren un equipamiento óptimo. En líneas generales, son recomendados los bañadores ajustados y ligeros frente a los holgados, que tienden a generar una resistencia indeseada. Los famosos gorros de silicona deben desecharse en favor de los hechos en tejidos transpirables.
